De la Red


Académico de EEUU aboga por debate sobre devolución de Guantánamo.
Publicado en Panorama Mundial.
LA HABANA, 31 OCT (EFE) - El historiador y académico de Harvard Jonathan Hansen abogó hoy en La Habana por que EE.UU. abra el debate para devolver a Cuba la base naval de Guantánamo, un gesto que, en su opinión, de un solo "golpe" mejoraría las relaciones bilaterales y resolvería el problema de la prisión radicada allí.
"Virtualmente no hay nadie en EE.UU., aparte de mí y unos pocos historiadores, académicos y diplomáticos que estén diciendo que hay que devolverla (...) El problema es cómo hacer que este tema sea de conversación general", indicó a EFE Hansen, quien asiste a un taller con expertos cubanos por los 110 años de la ocupación de la base.
El investigador estadounidense subrayó la complejidad del tema y la "dinámica" que ha impuesto en las relaciones con La Habana la ocupación de su país en ese territorio del sudeste de Cuba.
"Para devolver la base, primero tienen que mejorar probablemente las relaciones entre los dos países, pero por otra parte, si devolvemos la base, las relaciones diplomáticas podrían mejorar", indicó Hansen, quien es autor del libro "Guantánamo: una historia americana".
"Sería un gesto muy positivo que pudiera cerrar la prisión y mejorar las relaciones con un solo golpe", consideró.
EE.UU. ocupa la base de Guantánamo en virtud de un contrato de arrendamiento indefinido firmado por ambos países en febrero de 1903, cuatro años después de que la isla se independizara de España. El gobierno cubano considera "ilegal" la presencia norteamericana allí y confía en recuperar la soberanía del territorio de forma pacífica. El presidente del Instituto de Historia de Cuba, René González, indicó hoy a EFE que el taller por los 110 años de esa ocupación, que se cumplirán en diciembre próximo, busca "reflexionar" sobre la "longevidad" de la base militar más antigua que EE.UU. mantiene fuera de su territorio nacional, y el impacto cultural y los costos políticos que ha tenido para la isla.
González destacó la peculiaridad de que se trata de un asentamiento militar en un país con el que Washington "no mantiene relaciones económicas ni diplomáticas, al que tiene condenado a un bloqueo económico e incorporado a la lista de naciones que patrocinan el terrorismo".
"El mejor gesto que puede hacer Estados Unidos para fomentar la confianza con América Latina y cambiar su imagen de tantos años de intervenciones y humillación es entregarle a Cuba el territorio ilegalmente ocupado", apuntó González.

Otorgado el Nobel de Literatura 2013
La escritora canadiense Alice Munro ha ganado hoy el premio Nobel de Literatura 2013. “Maestra del relato corto”, según el dictamen de la Academia sueca, “su estilo es claro y de un realismo sicológico”. Munro, nacida en Wingham (Ontario) en 1931, es la decimotercera mujer que obtiene el Nobel y la primera que se apunta el tanto para el país norteamericano. Conocida como “la Chéjov de Canadá“, la narradora ha colocado los cimientos del realismo moderno literario de su país.
“Era un castillo en el aire que podía suceder, pero probablemente no sucedería .Sabía que estaba en la carrera, sí, pero la verdad es que nunca pensaba que fuera a ganar”, ha reconocido la premio Nobel a The Canadian Press. “Estoy feliz y muy agradecida y en particular orgullosa de ganar este premio y agradar a tantos canadienses”, ha declarado en un comunicado a través de su agente.
La aportación de Munro a la Literatura y su universo literario los define así el escritor y crítico argentino Alberto Manguel: “Las grandes obras de la literatura universal son vastos panoramas globales o minúsculos retratos de la vida cotidiana. Alice Munro es el genio indiscutible de estas últimas, capaz de hacernos ver a través de la una banal circunstancia toda la gama de nuestras pasiones y de nuestras pequeñas derrotas y victorias”. Sobre su inequívoco mundo femenino añade un interesante matiz el crítico, escritor y traductor estadounidense DavilHomel: “ella escribe sobre mujeres y para mujeres, pero no está demonizada por los hombres”.
Munro se inició en la literatura a los 30 años, con cuentos y relatos que vendía para la radio pública canadiense. La autora, madre de tres hijas, ha reconocido la importancia de su madre y de las mujeres que ha conocido en su vida para construir su gran territorio literario. En cuanto a la influencia de otros autores en su obra, ha destacado la influencia de Katherine AnnePorter, FlanneryO’Connor, Carson McCullers y, sobre todo, EudoraWelty. Así como de James Agee y William Maxwell.
La editora de Lumen, su sello en España, Silvia Querini, se encontraba hoy “escandalosamente feliz” de que el Nobel hubiera recaído en Munro, una autora que había perseguido durante nueve años para que sus obras figurasen en su catálogo. Mientras la editora corría por los pasillos de la Feria del Libro de Fráncfort destacaba de ella su intenso trabajo, “aprovechando para hacer lo que realmente le gustaba: escribir”.
Alice Munro ha volcado en su literatura la experiencia de su vida cotidiana. Hija de una profesora y un granjero, estudió periodismo y filología inglesa pero abandonó los estudios para casarse y ser ama de casa. Entonces aún no escribía. Montó una librería con su primer esposo, padre de sus tres hijas, hasta que se divorciaron. La escritora, se casó por segunda vez (aunque mantuvo el apellido de su primer marido) y empezó a publicar con éxito en 1968. “Utiliza los retales del tiempo y las 26 letras del alfabeto para crear un universo espléndido”, asegura Querini. “Su literatura es hermosamente feroz cuenta con la inteligencia del lector. Te invita a un juego y si tienes las cartas adecuadas te invita a entrar para que te lo pases estupendamente”. Según su editora, Munro “ya no escribirá mucho más de lo que ha hecho hasta ahora. De su obra me quedo con Mi vida querida no solo porque sea el último sino por la parte autobiográfica, que es fantástica”.
Sólo en los últimos años se ha difundido la mayoría de sus libros en español. De los treces libros que lleva publicados se conocen en castellano los siguientes: Las lunas de Júpiter (1982, edición original), Progreso del amor (1986), Amistad de juventud (1990), Secretos a voces (1994), El amor de una mujer generosa (1998), Odio, amistad, noviazgo, amor, matrimonio (2001), Escapada (2004), La vista desde Castle Rock (2008) y Demasiada felicidad, conocida en 2009 pese a que antelación había anunciado su retiro definitivo de la literatura. Siete de sus ficciones han sido llevadas a la pantalla, especialmente a la televisión. Sarah Polley filmó en 2006 Lejos de ella, con Julie Christie, basada en uno de sus cuentos. (Con información de El País)

GünterGrass contra Israel
El escritor alemán y ganador del premio Nobel de Literatura GünterGrass ensalza en un poema titulado ‘El héroe de nuestros días’ al físico nuclear israelí que desveló el programa atómico de su país.
Se trata del técnico israelí MordejaiVanunu. En el libro ‘Eintagsfliegen’, que se traduce como ‘Mosca de un día’ o ‘Flor de un día’ y acaba de salir a la venta, se contiene este poema que elogia la figura del técnico. Además, Grass invita a través de su verso a sacar a la luz los secretos militares de cualquier país con armas de destrucción masiva en cualquier parte del mundo.
Fue en 1986 cuando Vanunu difundió desde el extranjero los secretos del programa atómico de Israel. Después, fue secuestrado en Roma por el Mossad el servicio secreto israelí, y posteriormente juzgado en su país. El hombre fue condenado a 18 años de cárcel por espionaje.
En abril el escritor alemán calificó a Israel de amenaza para la paz mundial en un poema titulado ‘Lo que hay que decir’. Además, a través de esta poesía llamó a la comunidad internacional a que no permitiera ataques militares contra Teherán y a que controlara tanto las armas nucleares de Israel, como las centrales iraníes. La publicación del poema despertó las críticas contra Grass, sobre todo por parte de la comunidad judía. Como consecuencia, el Ministerio del Interior israelí le declaró ‘persona non grata’ e

10 reglas para escritores de Zadie Smith
Zadie Smith

Zadie Smith (1975) es una de las novelistas inglesas más notables de la última década. Esautora de lasnovelas White Teeth, The Autograph Man, On Beauty y Changing My Mind: Essays. El periódico TheGuardian la eligió en el 2010, junto a otros autores, para escribir sus mejores consejos de escritura, un género literario en sí mismo, que remite a los tiempos de la Epístola de los Pisones de Horacio, sobre las maneras correctas del ejercicio poético.
La didáctica de la escritura deja traslucir no sólo la particular visión del mundo y la literatura a través de estas listas, sino que se inserta en una larga tradición del consejo, de la transmisión (¿iniciación?) de la enseñanza más íntima, la personal, que se vuelve colectiva mediante la lectura: la escritura funciona como la vida, al menos en sus reglas generales.
1. Mientras seas niño, asegúrate de leer un montón de libros. Pasa más tiempo haciendo esto que cualquier otra cosa.
2. Cuando seas adulto, trata de leer tu propio trabajo como lo haría un extraño, o aún mejor, como lo haría un enemigo.
3. No hagas romanticismo de tu “vocación”. Puedes escribir buenas frases o bien no puedes. No hay “estilo de vida del escritor”. Todo lo que importa es lo que dejes en la página.
4. Evita tus debilidades. Pero hazlo sin decirte a ti mismo que las cosas que no puedes hacer no son valiosas en sí mismas porque tú no puedas hacerlas. No disfraces tu inseguridad como menosprecio.
5. Deja un espacio decente de tiempo entre escribir algo y editarlo.
6. Evita las camarillas, las mafias, los grupos. La presencia de una multitud no volverá tu escritura mejor de lo que es.
7. Trabaja en una computadora desconectada de Internet.
8. Protege el tiempo y el espacio en el cual escribes. Mantén a todos lejos de él, incluso a las personas más importantes para ti.
9. No confundas los honores con el logro.
10. Di la verdad a través de cualquier forma que puedas –pero dila. Resígnate a la tristeza vitalicia que deriva de no estar satisfecho nunca.
Fuente: Pijama Surf
Rentabilidad y ganancia no pueden implicar que nos asesinemos culturalmente
Elier Ramírez Cañedo
Los jóvenes escritores y artistas de la Asociación Hermanos Saíz, además de participar activamente en cada una de las tareas de la organización, debemos tener como una de nuestras misiones fundamentales pensar la Revolución, pensar la sociedad cubana actual, y desde nuestros análisis y proposiciones, contribuir también a perfeccionar nuestro socialismo, fundamentalmente en el ámbito de la cultura. En nuestras manos no solo está el futuro de la Revolución, sino el propio presente del que somos testigos y participantes excepcionales. Sabemos que estamos en una coyuntura muy difícil, pero a la vez no deja de ser estimulante y movilizadora para cualquier joven revolucionario, pues muchas son las realidades nuevas que van percibiéndose en nuestra sociedad, así como gigantescos los retos y desafíos. Nadie puede decir que en los últimos años ha habido inmovilismo, todo lo contrario, Cuba ha cambiado más aceleradamente de lo que nosotros mismos hoy podemos percibir.
Todos coincidimos en que hay que actualizar también nuestro país desde la cultura. Y esto es tan difícil como hacerlo en el terreno económico. Creo, incluso, que mucho más, pues como todos sabemos las transformaciones en la superestructura operan con mayor lentitud. Además, somos conscientes de que no es posible lograr que los individuos cultiven su espíritu en toda su plenitud, si al menos no tienen garantizadas algunas condiciones mínimas de vida. Sin embargo, es imprescindible que en la medida que vayamos recuperando nuestra economía, multipliquemos también -como ha reiterado el compañero Abel Prieto- las iniciativas culturales que contribuyan a ir sanando todo el tejido espiritual de la nación cubana, allí donde se encuentre dañado.
De esta manera, cada acción económica que realicemos debe estar acompañada de un fuerte trabajo ideológico y cultural. Si no nos libramos de fenómenos como la corrupción, las ilegalidades, las indisciplinas sociales y otras conductas nocivas, es muy difícil que nuestra economía despegue como aspiramos todos los cubanos. Por eso me pareció tan importante el discurso del General de Ejército, Raúl Castro, el pasado 7 de julio ante la Asamblea Nacional.
Hace solo unos días a los delegados de la capital nos dieron una explicación detallada de todas lasinversiones y transformaciones que están teniendo lugar en el centro histórico de la ciudad y es asombroso ver el impacto que tiene en las personas, cuando a la vez que se les ofrecen condiciones dignas de vida, se les brindan mayores opciones culturales. Pienso que ese es el verdadero camino socialista. Y que cuando hablamos de un socialismo próspero y sustentable, debemos entenderlo también en el plano espiritual.
Es cierto que el principal sospechoso de nuestros retrocesos en el campo cultural e ideológico hay quebuscarlo siempre en la base económica que hemos tenido desde los años 90, pero también tenemos nuestras propias insuficiencias subjetivas a la hora de enfrentar los retos culturales e ideológicos actuales.
Un trabajo cultural e ideológico mucho más efectivo es hoy cuestión de vida o muerte, cuando sabemos los riesgos que corremos –y que era inevitable correr ante el peligro mayor de reversión sistémica que significaba permanecer con el modelo económico anterior- al conceder mayor espacio al mercado y a las relaciones monetario-mercantiles. Al tiempo que aún no ha podido resolverse –pero tendrá obligatoriamente que encontrarse una solución- el tema de la llamada “pirámide invertida”, hoy lamentablemente mucho más expandida, la cual continúa haciendo su labor de zapa en las conciencias.
Ello es realmente preocupante, en un país como el nuestro, con más de un millón de graduados universitarios. Lo que constituye una fuente de talentos y fuerza altamente calificada realmente envidiable. Lo triste es que aún no hemos creado las fórmulas adecuadas para saber aprovecharla en función del crecimiento económico. En la coyuntura actual aumentan cada día los que, siendo talentosos en sus profesiones, al no poder edificar su proyecto de vida e imposibilitados de construir o mantener a sus familias, pasan al sector cuentapropista a emplearse en funciones que nada tienen que ver con lo que estudiaron. Peor aún para el futuro de nuestro país, es cuando esos profesionales deciden emigrar a trabajar y establecerse definitivamente en otros países.
Si a todo ello, sumamos el trabajo subversivo que realiza nuestro ancestral enemigo del norte, aprovechándose de cada una de nuestras vulnerabilidades, es evidente la necesidad que tenemos poner además de la justicia, la cultura tan altas como las palmas.
El crecimiento económico es indispensable para la sostenibilidad del proyecto socialista, pero él no traerá por sí solo la garantía de la superación del horizonte capitalista, para eso hay que ir creando desde el presente una nueva cultura, diferente y superior a la del capitalismo. Cómo hacerlo desde la praxis revolucionaria es el mayor reto que tenemos los que conformamos la joven vanguardia artística e intelectual cubana.
Hay que seguir creando espacios e iniciativas que ofrezcan referentes culturales sólidos a nuestros jóvenes. Todo lo que hagamos debe estar bien pensado y tener una intencionalidad clara. Se impone mantener una vigilancia estricta y crítica contra todo aquello que signifique la reproducción de los códigos culturales del capitalismo. Es necesario continuar repensando cómo la Asociación puede incrementar su vocación social. El arte y la cultura tienen un especial potencial para aliviar el alma de las personas más necesitadas y sufridas, y de aquellas que aún continúan viviendo en condiciones de marginalidad. Creo que también los jóvenes artistas e intelectuales cubanos pudieran desempeñar un papel muy relevante en la guerra cultural tan intensa que hoy tiene lugar en Internet y en las redes sociales, multiplicando los contenidos contrahegemónicos, pero para eso habría que ofrecerles mayores facilidades de conectividad. Al mismo tiempo, sería muy oportuno que la AHS trabajara de conjunto o incorporara a la organización a esos blogueros jóvenes cubanos, que tanto están aportándole al pensamiento revolucionario cubano y enfrentándose a toda la maquinaria mediática del sistema capitalista que ataca a nuestro país.
Por otro lado, hay que lograr un trabajo más coordinado entre todas las instituciones y organismos. Cuba es un país con la suerte de contar con numerosas instituciones y organismos vinculados a la cultura, pero muchas veces somos incoherentes y damos la imagen de que tenemos varias políticas culturales al mismo tiempo e incluso contrapuestas entre sí. Y hay que evitar que existan concesiones a la mercantilización de la cultura, así como la promoción de esos productos banales que reproducen el culto al tener como sentido de la vida.
El capitalismo ha tenido éxito en trabajar no en función de satisfacer las necesidades de las personas, sino en fabricar continuamente esas necesidades a partir de nuevos objetos. No crea mercancías, sino sueños esclavizantes que mantengan las ganancias crecientes. El socialismo, por el contrario, debe empeñarse en la etapa de tránsito en lograr que los ciudadanos tengan a partir de lo que son y lo que entregan a la sociedad, “a cada cual según su trabajo, de cada cual según su capacidad”, pero buscando siempre la creación de un hombre que, por encima de todo, encuentre el sentido de su vida en el SER y que en ese SER esté también su reconocimiento social. Ahí es donde debemos potenciar que los jóvenes cubanos encuentren sus paradigmas de éxito.
Volver al Che, a ese hombre que algunos calificaron de idealista y voluntarista, pero que sin embargo, tuvo una claridad meridiana sobre los destinos del socialismo que se estaba construyendo en la URSS, se hace hoy también imperioso. Su pensamiento aún tiene mucho que decirnos y alertarnos. En 1963, hace ya 50 años, el Che reflexionaba:“El socialismo económico sin la moral comunista no me interesa. Luchamos contra la miseria, pero al mismo tiempo luchamos contra la alienación (…) Si el comunismo descuida los hechos de conciencia puede ser un método de repartición, pero deja de ser una moral revolucionaria”.
Igual que en los años 60, cuando el Che participó activamente en el gran debate de la economía, algunos consideran hoy que hay que optimizar el crecimiento económico y que lo otro vendrá espontáneamente después. Y en ese aserto se equivocan dramáticamente. Si bien no debemos caer en el idealismo voluntarista que desprecia las estructuras económicas objetivamente existentes y el impacto que estas tienen en el accionar y el pensar de los individuos, tampoco podemos caer en el pragmatismo economicista que subvalora los aspectos subjetivos y los actos de conciencia en la transición socialista.
Que mejoren notablemente las condiciones económicas de nuestro país –algo indispensable para la sobrevivencia de nuestro proyecto- no significa que ese cambio se va a reflejar mecánicamente en el entramado ideológico-cultural, generándose una expansión de la conciencia solidaria y socialista. Antonio Gramsci, célebre marxista italiano, cuya obra merecería una mayor divulgación entre los jóvenes cubanos, explicó de manera brillante la relación orgánica que existe entre la base económica y la superestructura, librándose de la famosa dicotomía idealismo-economicismo.
Digo todo esto, pues me preocupa el renacer de algunos enfoques, caracterizados por un pragmatismo economicista, que están haciendo daño a la política cultural de la Revolución. Conceptos como rentabilidad y ganancia, no pueden implicar que nos asesinemos culturalmente. Por solo citar unos ejemplos, no puede ser que porque sea menos costoso, decidamos privilegiar los productos Hollywoodenses –muchas veces lo peor de ellos- a los cubanos o latinoamericanos, o que en los centros nocturnos por obtener mayores ingresos, lograr el autofinanciamiento y satisfacer el mal gusto del que paga, jerarquicemos la música vulgar y los mensajes banales. Propuestas culturales e ideológicas originales, y objetivamente posibles, no pueden verse como un gasto. Solo lo serían en caso de no ser efectivas. Todas las vías que se piensen para lograr ingresos desde la cultura –lo cual también es necesario-, deben ser sobre la base de la protección de los principios esenciales que han guiado nuestra política cultural en los últimos años y la salvaguarda de nuestro patrimonio nacional. En este sentido no podemos permitir que los árboles nos impidan ver el bosque, pues pudiéramos terminar construyendo el “hombre nuevo” made in USA. Como parte de ese cambio de mentalidad y esa nueva cultura que necesitamos, el debate entre revolucionarios es fundamental. Hay que aprender a escuchar de manera respetuosa los criterios diferentes, por mucho que estos no nos gusten y los consideremos erróneos, y multiplicar los espacios que permitan a los ciudadanos cubanos pensar el socialismo cubano del siglo XXI. Es cierto que existen jóvenes en nuestra sociedad talmente enajenados, que no ven más allá de las marcas de sus zapatos, pero hay muchos otros que tienen ansias de participar y ser escuchados, de ser protagonistas. Algunos son cuestionadores y críticos, pero ahí está la principal cantera de revolucionarios con la que contamos, aunque en algún momento expresen algún criterio que nos parezca inadecuado. El solo hecho de que se preocupen por su realidad, por el futuro de su país, es algo muy meritorio en los tiempos actuales.
Cuando se habla de la importancia del debate y de la tolerancia a los criterios diferentes, me gusta siempre mencionar la frase del Che cuando dijo: “Lo único que creo es una cosa, que nosotros tenemos que tener la suficiente capacidad como para destruir todas las opiniones contrarias sobre la base del argumento, o si no dejar que las opiniones se expresen. Opinión que haya que destruirla a palos es opinión que nos lleva ventaja a nosotros….No es posible destruir las opiniones a palos y precisamente es lo que mata todo el desarrollo, el desarrollo libre de la inteligencia”.
Espacios como Dialogar, dialogar, deberían ser algo natural en nuestra sociedad. Si lo logramos, brindaríamos el mejor homenaje a Alfredo Guevara, ese gran intelectual cubano, de pensamiento eternamente joven, que tantas enseñanzas nos legó. Además de ayudar a oxigenar el pensamiento social y las Ciencias Sociales, de estos debates surgen ideas muchas veces novedosas y propositivas que ayudan a perfeccionar nuestro socialismo. Pero a la vez aumentan los niveles de participación e identificación de los cubanos con el presente y el futuro del país. Contribuye a trasladar conocimientos y aumentar la cultura de nuestra población en numerosos temas de la historia y el presente de Cuba. Lo que no se conoce no se ama y es imposible de defender o transformar positivamente. Además, si nosotros mismos, los revolucionarios, no creamos y multiplicamos estos espacios, otros lo harán por nosotros, no siempre con los mejores propósitos. El reto sigue estando, como dijo CintioVitier, en crear y defender un parlamento en una trinchera.
En este sentido quería referirme también a la ausencia de estudios serios y profundos sobre la historia de la Revolución en el poder. En la asamblea provincial de la AHS en La Habana, Abel Prieto se refirió a la existencia de una guerra cultural muy intensa no solo contra el presente y el futuro de Cuba, sino también dirigida a desvirtuar su pasado y de cómo nos están rescribiendo la historia de la República y de la Revolución. Ello es muy cierto, y lo que ocurre es que aún tenemos muchas zonas inexploradas en nuestra historia, que demandan una urgente aproximación de nuestros investigadores y una correcta divulgación e inserción de esos nuevos conocimientos en los libros de textos de nuestro sistema de educación. Por ejemplo, hay que también investigar, escribir y divulgar la historia de las figuras más funestas en la historia de Cuba o de las corrientes políticas más conservadoras. Tenemos que tener nuestra propia versión y no dejar esas páginas en blanco, que tanto les gusta llenar a nuestros enemigos.
Sin embargo, nuestra mayor deuda, y a la vez nuestra mayor vulnerabilidad, está en el poco conocimiento de nuestros jóvenes acerca de la historia de los últimos 50 años de Revolución. Y la responsabilidad mayor no es de ellos. Urge que la juventud cubana se apodere de todos los temas de la historia de la Revolución, por muy sensibles y espinosos que puedan resultar algunos de ellos. Preguntémonos hoy, por ejemplo: ¿cuántos jóvenes conocen la historia acerca del juicio de Marquitos?, ¿qué saben sobre el sectarismo a la microfracción?, ¿de la ofensiva revolucionario del 68, la zafra del 70 o eso que muchos llaman quinquenio gris?, ¿cuántos conocen en profundidad, incluso, temas más divulgados, como Girón, la Crisis de Octubre, el pensamiento de Fidel y del Che? Lo peligroso en ese sentido es que después vienen los enemigos a mecernos la cuna y a contarnos una historia totalmente adulterada. Pero también es imperioso un examen crítico de toda esta etapa, con sus luces y sus sombras. Los que no conocen los errores de su historia, están imposibilitados de contar con la experiencia que evitaría su repetición. Aunque se han producido ligeros progresos en los estudios de la Revolución en el poder, y el Instituto de Historia, la Academia de la Historia de Cuba y la Unión de Historiadores de Cuba, ha hecho algunos esfuerzos, aún es insuficiente y la mayoría de las investigaciones continúan centrándose en etapas anteriores.
Considero que uno de los problemas fundamentales que desmotiva a nuestros investigadores a incursionar en esta etapa, es el escaso acceso que tienen a los documentos que le permitan realmente hacer aportes novedosos e interesantes desde la ciencia histórica. La mayoría de los libros que se han escrito sobre este período, deben su existencia a fuentes secundarias. Por otro lado, son pocos los textos que han abordado la etapa de manera totalizadora, pues más bien la atención ha estado centrada en temas muy específicos como: la campaña de alfabetización, la lucha contra bandidos, Girón, Crisis de Octubre, el proceso de institucionalización del país y el pensamiento y la obra de algunas personalidades, por solo mencionar algunos ejemplos.
A más de 50 años de Revolución sería muy oportuno la creación de alguna ley de desclasificación de documentos o de alguna Comisión que pueda encargarse de esta misión de comenzar a revisar y sacar a la luz algunos documentos que se hallan en nuestros archivos. Esto podría estimular sobremanera el trabajo investigativo de nuestra historia más reciente, especialmente a los investigadores más jóvenes. Al mismo tiempo, pudiera pensarse algún tipo de estrategia para divulgar su contenido, tanto en papel impreso, como en forma digital. Así como prepararse libros con selecciones de estos documentos, con el ánimo de facilitar el trabajo de los investigadores. En nuestros archivos descansan documentos de un valor incalculable. Su desclasificación sería fundamental para enfrentar la guerra cultural que también existe en el campo de la Historia, y que está dirigida principalmente hacia la juventud cubana.
Quería terminar mis palabras citando a Alfredo Guevara, cuando dijo: “No habría modo de refundar el socialismo sin desterrar la fealdad, la miseria y la ignorancia, enemigas imperialistas que se empeñan en invadirnos y que andan infiltradas…Son rasgos incompatibles con el socialismo. El socialismo tendrá que ser definitivamente neo-renacentista cultor de la belleza”.
*Palabras al II congreso de la Asociación Hermanos Saíz.
Tomado de “La pupila Insomne”.
Las mafias literarias en Cuba
Por: Víctor Manuel Domínguez
LA HABANA, Cuba, octubre, www.cubanet.org -El control general que establecen las autoridades sobre el sistema editorial, los espacios promocionales, las agendas de viaje, y cuanto acontezca en el plano artístico-literario del país, reúne a muchos escritores en una especie de mafia que algunos prefieren llamar clan, piña y otras definiciones que significan lo mismo: “Grupos de interés”.
Aunados por amistad, afinidades estéticas, política, generacional, raza, orientación sexual, o sólo por acceder con ventajas a determinada oportunidad editorial, espacio de influencia o prevalencia en el enrarecido mercado literario cubano, los implicados en esta guerra de intereses defienden a como dé lugar los grupos elegidos para su realización personal.
En un país donde todo se mide por el denominador común de la incondicionalidad al régimen, estos grupos, urgidos de cuantas artimañas permitan dejar fuera o descalifiquen a los demás, conviven sin demostrarse pública animadversión, pero a solas se ponen zancadillas, sacan los trapos sucios, y se valen de su espacio ganado a cualquier precio para que sus obras, estilos, formas y temas sean referentes literarios en la nación.
Por eso es que las mafias literarias cubanas, más allá de sus ambiciones o su visión de la literatura nacional, se reparten el control, participan en la presentación de un libro, y hasta comparten el jurado de un concurso que sabe de antemano quién ganará, u organizan una antología de cuentos o poesías donde aparezcan integrantes de cada grupo a partes iguales, como un pacto de honor entre autores mediocres que velan por los intereses del clan.
Desde hace muchos años, y en los corrillos de amanuenses, arribistas, creídos, y demás integrantes de las diversas tendencias literarias que recorren mojito en mano los jardines de la UNEAC (Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba), entre otros sitios de interés cultural, surgen cuatro denominaciones para “caracterizar” a cada grupo en el abrevadero literario nacional. En la primera, bautizada como Escuela del realismo “sociolista” (también llamado por sus rivales Pene Club), se agrupan machistas y egocéntricos que se autodenominan realistas, “ocupan puestos claves en revistas, editoriales e instituciones promocionales del país, y desprecian al resto de las modalidades de actualidad. Su tótem es Mario Vargas Llosa”. Por oposición natural, la segunda se denomina La mafia rosa, y la principal característica de sus correligionarios es la homosexualidad. Defienden la literatura fantástica y el absurdo y sus obras giran en torno al sujeto gay, en busca de un sitio en la sociedad. Se muestran beligerantes, hasta el escándalo, a su contraparte del Pene Club. Su ídolo es Virgilio Piñera.
La tercera es denominada La colonia negra, porque “agrupa a los individuos de esta raza unidos para hacer valer sus derechos preteridos en una masa mestiza que anhela, a toda costa, pasar por aria, nórdica, eslava o latina, al decir de sus voceros”. Ejercen la literatura como una provocación conceptual, deconstructivista. Su ángel tutelar es Severo Sarduy.
En último lugar, La escuela de las mujeres, a quienes los del Pene Club llaman El Clítoris Hall, o Hell, debido a la veleidad de sus demandas, y a un feroz feminismo que preconiza el discurso genérico cual aparato para granjearse áreas de empuje socio cultural, y al ímpetu que emplean con tal de lograr sus propósitos. Su ídolo es Simone de Beauvoir.
Estas y otras calificaciones escuchadas en tertulias, exposiciones, bares; o leídas en polémicas publicitadas en revistas literarias (Yoss), y libros como Cuestiones de Agua y Tierra (Jesús David Curbelo), nos muestran el panorama interior de una literatura excluyente, dividida y censurada que perdió su influencia en el acervo cultural de la nación.

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